jueves, 11 de noviembre de 2010

Aun no habia visto nada.

La vi antes con vestido nocturno, perlas en sus orejas y brillantes en su cuello; pensé que era hermosa.
La vi antes a medio sol, con mezclilla ajustada, lisos castaños; pensé que era hermosa.
La vi antes a hombros descubiertos, trigueña y tersa; pensé que era hermosa.
Esta mañana me di cuenta; aun no había visto nada, jamás ella brillo tanto a mi vista que con solo mi camisa puesta.